Ciclo de cine nacional De martes a domingo / $10/ Pasaje Dardo Rocha 50 (6 y 7) 1º Piso Cine Municipal Select. Espacio INCAA km. 60



Martes 4 y miércoles 5 / Abrir puertas y ventanas / 18hs.
Abrir puertas y ventanas, de Milagros Mumenthaler  (Arg-Suiza-Paises Bajos/ 98 min/ 2012)
Narra la historia de tres hermanas, Marina (21), Sofía (20) y Violeta (18). Viven en la vieja y amplia casa de su abuela, Alicia, con quien se criaron desde chicas.

Martes 4 y miércoles 5 / El camino del vino / 20hs.
El camino del vino, de Nicolás Carreras (Arg/ 93 min/ 2012)
Narra el retorno del reconocido Sommelier Charlie Artuarola hacia su esencia, hacia aquel día donde a los 11 años se escondió en un barril de vino jugando a las escondidas y por primera vez sintió el aroma que lo marcaría para siempre.

Jueves 6, viernes 7, sábado 8, domingo 9, martes 11 / El camino del vino / 18hs.
El camino del vino, de Nicolás Carreras (Arg/ 93 min/ 2012)
Narra el retorno del reconocido Sommelier Charlie Artuarola hacia su esencia, hacia aquel día donde a los 11 años se escondió en un barril de vino jugando a las escondidas y por primera vez sintió el aroma que lo marcaría para siempre.


Jueves 6, viernes 7, sábado 8, domingo 9, martes 11 / El Sol / 20hs.
El Sol, de Ayar Blasco (Arg/ /72 min/ 2011)
Fantasías animadas de hoy y mañana, con lenguaje bestial y caótico, sobrenombres como “la Checo” y “Once” (¿o ya son nombres?); malos modos, marginalidad, violencia, agresividad al palo. A todo esto se le suma la destrucción casi total del mundo, un sol (más) dañino, inmensas zonas yermas, pocos sobrevivientes, unos caníbales llamados “los bonitos”, papas radioactivas y hasta un mimo. También hay corrupción a velocidad de rayo y abuso de poder instantáneo. Con todo esto y muchas otras delicias, Ayar Blasco hace todos los chistes que caben en 72 minutos (incluido uno especialmente brillante sobre la forma de la animación plana de la película); comete todas las tropelías contra el buen gusto y las ideas apolíneas del cine (y así mete el sublime corto de las papas); y, a fuerza de incorrección política y artística y un sentido festivo y anárquico del relato, nos vuela la cabeza. Algo más: si Pauline Kael festejó M*a*s*h por “su gran contribución al arte de la puteada”, podemos hacer la misma celebración frente a El sol y, especialmente, al trabajo del Doctor Tangalanga.

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